miércoles, 11 de marzo de 2009

HISTORIA DE RELATOS Y CUENTOS





Este es un texto que nació al amor de una polémica y en la senda de los cronopios. Una historieta amable para leer sin pensar.


Todo el mundo lo sabe y es una verdad que no se discute, hasta los más incrédulos y dados a las disputas y trompadas, han aceptado que los cuentos son mejores que los relatos. Los cuentos son seres amables, agradecidos, dicharacheros y de buen corazón. Nunca conocí un cuento que no dejara sus quehaceres, pocos y mero soporte para sus necesidades más básicas, para charlar con un amigo, tomar unas cañas o polemizar con vehemencia acerca de las mejores sombras de árbol. Si un cuento es tu amigo, lo es para siempre. Suelen ser regordetes y tener ojillos chispeantes. Nada mejor que un cuento para irte a la cama, amantes voraces de una técnica insuperable. Yo, por mi tendencia, nunca he compartido lecho con uno de ellos pero no lo descarto y escucho con envidia a mis amigas, cuando hablan de las hazañas sexuales del último cuento que se han ligado. Los relatos son otra cosa. Tipos estirados, enjutos, engominados y malcarados. Nadie quiere tenerlos por vecinos y si en el colegio saben que los hay en demasía, ya están llenando de solicitudes de cambio, aduciendo absurdas excusas, al Jefe de Negociado de turno. Un relato no es de fiar, no le des la espalda si te lo cruzas en lugar poco transitado, una noche de invierno. Suben, bajan, vociferan... sólo les mueve el dinero y el éxito social. Además no saben jugar fútbol ni contar un chiste con gracia, explotando de risa antes de acabarlo, los brazos agarrando la tripa, rojos por la falta de aire. Para un cuento no hay mejor ocupación. Por eso, el día que declararon ilegales los relatos, todos estallamos en vítores y celebraciones mastodónticas. Las cárceles se llenaron de relatos y algunos de ellos, los menos radicalizados, optaron por aparentar ser un cuento y confundirse en la multitud. De todas formas, yo les reconozco a la primera, si les coges de la mano y les dices "colorín colorado", ellos son incapaces de contestar "este cuento se ha acabado".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hagas lo que hagas serás siempre un cuentista