martes, 27 de enero de 2009

BIOGRAFÍA




Sergio Laobra González nació en Palencia el 23 de Septiembre de 1972. Creció en el seno de una familia trabajadora, el padre en Correos y la madre en casa. Era el menor de cuatro hermanos y siempre fue un niño especial. Estudió la EGB en el Colegio Público "Gloria Fuertes". Pronto destacó por su imaginación e inquietud artística. Integrante desde su más tierna infancia del equipo redactor del periódico de la escuela, años más tarde recordaría como el inicio de su vocación literaria, la visita que realizaron al Diario de Palencia y la impresión que le causó D. Higinio Manchón Morata, director del mismo y reconocida figura poética de la escena de los Neo-novísimos castellanos. Finalizada la enseñanza primaria con brillantez académica, ingresó en el Instituto Nacional de Bachillerato "Miguel de Unamuno". Allí contactó con lo que sería el germen del Movimiento Vanguardista Palentino (MVP), con figuras tales como los relatistas Ignacio Giménez del Cubillo y Santos Fernández Tolón, el pintor Juan Morales Verdín, los integrantes del grupo post-punk KdeKagada y la actriz Soraya Lesmes. No es de extrañar que en este caldo de cultivo, la sensibilidad de Laobra se viera desbordada.


A la vez que su carrera académica iba descendiendo, Sergio comenzó a hacerse un nombre y un hueco en la escena palentina. En 1987 publicó sus primeras poesías en un librito colectivo con los mejores autores del Instituto. Junto a los posteriormente conocidos como Las Crisálidas ( Diego Cruces y Virginia Penón) incluyó varias composiciones juveniles trufadas de odas a la primavera y sonetos imperfectos de amor desesperado. "Primeras intentonas" es hoy en día una obra inencontrable, únicamente al alcance de los más feroces coleccionistas de la obra de Laobra. En ese mismo año hizo una fugaz incursión en el ya mencionado KdeKagada, sustituyendo en algunos conciertos al cantante Pintxo cuando éste estuvo ingresado aquejado de una hepatitis. Sergio, fan desde la primera maqueta del grupo, no tuvo problema para ponerse al frente del mismo y desgañitar los temas del seminal grupo punk. Todavía se recuerda el concierto de Diciembre del 87 en el pub Arrastre, teloneando a los salmantinos Pus y a la efímera promesa del hard-core patrio, los desaparecidos Kaspa. El festival terminó en altercado y desorden público de dimensiones considerables, al enfrentarse los asistentes al mismo contra grupos de extrema derecha. Laobra terminó en el cuartelillo y quedó inmortalizado en una ficha policial, hoy desaparecida. En ella podíamos ver al joven cantante con sus patillas de hacha, el tupé desordenado, un moratón en el pómulo izquierdo y una mirada entre asustada y ausente.


En la primavera del 88 ganó el I Certamen de Relatos de Villafresneda al que se presentó con el seudónimo de Urrutia, en un poco disimulado homenaje al líder de Gabinete Caligari, y la obra " Impresiones palentinas". Constaba de cinco relatos en los que podemos ver los rasgos de un incipiente talento narrador. El tema va desde el amor (inevitable en un adolescente), hasta la muerte ("La guadaña afilada"), pasando por la música y las drogas. Destaca por encima de todos el titulado "Coleópteros.Colección" en lo que supone la primera aparición de dicho tema, tan tratado y querido en el mundo laobriano. El estilo es balbuceante y con una indefinición propia de la edad pero ya se apuntan algunas cosas interesantes: Un intento de monólogo interior, la variedad de registros lingüísticos, el narrador semi-omnisciente... En posteriores declaraciones del autor, se ha podido ver la importancia que este reconocimiento tuvo para él y lo que supuso de estímulo y acicate en la profundización de los secretos de la narrativa. En este mismo año, 1988, siguió compaginando su indudable vocación literaria con el mundo de la música. De su inclusión en el mundo del punk surgió la amistad con el compositor y guitarra de los KdeK, Luis Molina "Kali", y el inicio de una carrera musical como voz solista de los Limonada, grupo de escasa repercusión en la época que facturaba un rock convencional y poco trasgresor. Como equipaje discográfico, la grabación de un single en el sello local Nitrate, con cuatro temas perfectamente olvidables de los que sólo podemos destacar la letra de "Vendiendo ilusiones" primera incursión de Sergio como letrista rock. "No te voy a perdonar todo lo que me has hecho, no lo olvidaré" escribe y canta, casi premonitoriamente, en el estribillo del tema. Lo que sí supondría un hito en su trayectoria, fue la grabación de un vídeo clip promocional y su contacto con el mundo audiovisual. Junto a una jovencísima Soraya Lesmes y bajo las órdenes de Miguel Ángel Sastrón, recién salido de la Escuela de Cinematografía Abierta (ECA), rodó una historia futurista que le dio cierta relevancia en su ciudad. Y por supuesto, fue el inicio de su historia de amor con Soraya, su primera novia conocida.


El final de la década de los ochenta transcurrió sin mayores novedades. Finalizó sus estudios de bachillerato y se matriculó en la Facultad de Filosofía de Valladolid para cursar la carrera de Filología Hispánica. Su contacto con el mundo universitario, tan denostado por él en tiempos posteriores, es indudable que le sirvió para ampliar su horizonte provinciano y seguir desarrollando sus variadas facetas artísticas. Rápidamente contactó con los ambientes literarios de la Facultad, inscribiéndose en el grupo de teatro de la misma y comenzando a fraguarse una cierta notoriedad y una fama de persona extravagante y de gustos poco convencionales. A la vez que intentaba completar su formación académica, se sumergió profundamente en el mundo de la noche vallisoletana, tomando contacto por primera vez con el mundo de las drogas y el alcohol. Junto con Soraya, a caballo entre Madrid y Valladolid de casting en casting, representó unas cuantas obras teatrales (alternando clásicos y la vanguardia más desenfrenada) formando parte del Grupo Universitario Dramático. Su personalidad atormentada no pasó desapercibida para los críticos del lugar y pronto comenzaron a hablar de él como una de las más firmes promesas de la escena vallisoletana. En paralelo siguió construyendo su carrera musical integrando distintos y variados grupos que iban del rock más experimental al pop comercial más insulso. Depresión, Objetivo Gagá y Mermelada de Protones son algunas de las formaciones por las que pasó en los agitados inicios de los noventa, normalmente ejerciendo labores de cantante y letrista. En las entrevistas de la época, Sergio reconocía que pasaba de la canción al poema con suma facilidad, sirviéndole uno y otro campo para experimentar con las más dispares técnicas. Es en este momento cuando comienza a vestirse de negro y a dar síntomas de una precaria salud física y mental. Consigue publicar su primer libro de poemas "Dudando" (1990) con la editorial Kronos y es recibido en los restringidos círculos de la modernidad como la figura más descollante de los últimos tiempos. "No recordábamos un impacto tal desde la aparición del fallecido Leopoldo Casariego. Laobra dará que hablar" Así hablaba Sixto Delibes, encargado de la sección cultural del Norte de Castilla y figura clave en la proyección literaria laobriana.


En el recordado 1992, la vida de Laobra dio un giro inesperado. Tras abandonar los estudios en Valladolid, decide trasladarse a Madrid junto a Soraya y establecerse en la capital del Reino para labrarse un porvenir artístico. Allí contacta con los restos de la Movida y la nueva generación noise. Comienza a introducirse en el mundillo cinematográfico de la mano de su pareja y allí coincide con unos primerizos Santiago Segura, Alex de la Iglesia, Amenábar, Banderas, Penélope Cruz... Interviene en cortos de bajo presupuesto y menor calidad. "Al este del desdén", "Psicópatas de alquiler", "Un alienígena a merendar"... son algunos de los títulos más reseñables de su filmografía por aquella época. En paralelo, y con mucha mayor fortuna, siguió discurriendo su vertiente musical. Tras abrazar con entusiasmo la tendencia independiente preponderante, el noise, formó junto al guitarra de PWC (Berto Nieve) y el bajista y batería de los imprescindibles No-Nada, el que sería su grupo definitivo,Rayblue (En honor de una de las composiciones míticas de uno de sus grupos de cabecera, Pixies). Alternando el inglés y el castellano en sus canciones, no tardaron en hacerse un hueco en el agitado panorama musical español junto a bandas como Surfin Bichos, Los Planetas y Ringopop. Tras verlos en El Sol, Servando Carballar, factotum del sello La Fábrica Magnética, les fichó para grabar tres LPs. Sonando a todas horas en Radio 3 y apadrinados por el pope del independentismo patrio, Julio Ruiz, su carrera empezó a subir rápidamente aunque sin llegar al éxito masivo. Sergio sigue vistiendo de negro pero ahora se ha rapado al cero y ha comenzado a poblar su diezmado cuerpo, de todo tipo de tatuajes. "Me sirven para recordar de dónde vengo aunque no sepa en dónde terminaré". Su primer LP "La matanza al mediodía" (1993) es un éxito entre la crítica especializada (Mejor LP nacional español en Rock de Lux; Premio revelación Ojo Crítico en Radio Nacional; Grupo revelación en Disco Grande...) y un clamor entre el público que llena los locales alternativos de toda España por donde empiezan a girar en el otoño. Temas como "Ámbar", "Atraviésame el corazón" y " 200 latigazos" han quedado ya como incontestables clásicos dentro del mejor pop patrio de todos los tiempos. "Canto con las tripas porque así lo siento, escribo con mi sangre porque no sé hacerlo de otro modo. Si me agarras, te enseñaré el abismo" declaraba a un periodista musical en Rockoff. Y no le faltaba razón. Su voz se retuerce sobre la espiral sónica y esculpe desgarradoras confesiones, verso a verso. Su carrera literaria sufre un parón y apenas se reduce a unos cuantos poemas crípticos que publica en revistas literarias underground gracias a la difusión de su música. Comenzó la elaboración de una novelita corta, "En mitad de la nada" que no llegó a publicar por motivos de salud.

La muerte de su hermano mayor, Jaime, en accidente de tráfico, la ruptura definitiva con Soraya tras el enésimo desencuentro y sus cada día menos disimuladas adicciones, desembocaron en una crisis existencial que llevaron sus huesos a un sanatorio mental en su Palencia Natal allá por 1994. Alejado del mundo y de la carne, se le apareció el demonio en forma de manía persecutoria. Creía que era el centro de una conspiración y que querían acabar con él. Su familia y unos pocos amigos lucharon por devolverle a la realidad y lo consiguieron, superando incluso un intento de suicidio con tranquimazines. De esta época son sus versos más oscuros, sus textos más introspectivos y a la vez terapéuticos. Conjurando a sus fantasmas logró escribir las líneas más conmovedoras de la Lírica española del s. XX. Puede dar fe de lo que decimos su poemario "Cartas acolchadas" (1996) Editorial Alcanfor, que recoge una selección de lo más granado de su obra psiquiátrica. Empezó a ser requerido por algunos medios escritos para que colaborara ocasionalmente con artículos de opinión, pequeñas columnas en las que hablaba de lo que le rodeaba y le interesaba. Esto ayudó a que su nombre no cayera en el olvido y cuando salió de su último período de internamiento, finales de 1995, recibió varias propuestas para reiniciar su periplo artístico (propuestas musicales y cinematográficas). Sólo aceptó algunos proyectos alimenticios, en los que se sentía poco involucrado, y en cuanto pudo reunir el suficiente dinero se retiró a escribir y a intentar recuperarse definitivamente, a una casita en un pueblo del Bierzo. Tras un titánico trabajo que le ocupó varios años, en el año 2000 publicó su primera y última novela hasta la fecha, "Mientras el cuerpo aguante" (Editorial Lumen). Obtuvo el Premio Nacional Jóvenes Autores, el Premio Casa de América y quedó finalista en el Premio Proust. Traducido a más de 12 idiomas, es un referente ineludible en la narrativa española contemporánea. José Antonio Lozano, el protagonista de la trama y trasunto del autor, es un joven de provincias que interesado por las Artes y las Letras inicia un viaje místico-esotérico a través del s. XX siguiendo las canciones que le hicieron feliz. Con esta excusa, el autor vuelca en un poco disimulado autobiografismo, todos sus miedos y esperanzas con el único objetivo de lograr el amor verdadero. Con una pluma chispeante por momentos, con una complejidad estructural no vista hasta entonces y multitud de referencias y citas de toda índole, conduce al lector por las fallas de los sentidos en un viaje trascendente que no puede dejar impasible. Utilizando la técnica del collage, sirviéndose de recortes de prensa, mezclando ficción y realidad, alternando tiempos, espacios y puntos de vista, consigue con esta obra maestra, colocarse como figura imprescindible de las letras hispánicas de las últimas décadas.


Abrumado por la repercusión de "Mientras el cuerpo aguante", Laobra volvió a recluirse en si mismo y se alejó, de nuevo, del mundo al que temporalmente había vuelto. En sus escasas apariciones públicas y en las aún menores entrevistas que concedió, se mostraba perplejo ante lo sucedido, no llegando a comprender la repercusión que había tenido su novela. Confesaba que escribía porque lo necesitaba y que no sabía cuál iba a ser su futuro más próximo. En las fotos que le tomaron poco quedaba de aquel joven melenudo e impetuoso. Sólo la mirada ausente conectaba su pasado y su presente. Las mal solucionadas poli adicciones le daban un aspecto de cadáver en vida. En la actualidad se haya confinado en el Psiquiátrico de San Sebastián, junto a otro ilustre de las letras españolas, Leopoldo Panero. Entre esas cuatro paredes han confluido dos de los más grandes talentos artísticos de la actualidad. Su mutua admiración no disimulada promete frutos en un futuro. Sergio Laobra, según entrevista radiofónica difundida hace poco tiempo, ha confesado que está trabajando en el alma humana y su relación con los coleópteros, uno de sus temas recurrentes, obsesivos...


Sergio Laobra González


Psiquiátrico de San Sebastián Celda 213

(2 de Octubre de 2007)

sábado, 17 de enero de 2009

EBUYA CILEGNA

Este texto aparecerá próximamente en el libro Gente Abollada (Certeza. 2011). Rogamos disculpen las molestias y corran a su librería favorita en el momento que se indique. Gracias.

lunes, 12 de enero de 2009

EXPEDIENTE AMANECER


Me miró con cara de acento circunflejo. Cuando le dije que mi acompañante y yo, íbamos a entrar, casi se cae al suelo. Su rostro palideció y una atenuada pero más que visible irritación, le hizo temblar la voz. No es posible, no es posible, no aparece en ningún reglamento dicha posibilidad. Pues vamos a pasar, apártese o llame a su superior. Así lo hizo, saliendo de su reducido habitáculo, mirándonos con desdén e ira, giró sobre sus talones y atravesó la puerta prohibida. Los compañeros del esbirro cuchicheaban a nuestras espaldas, iban levantando la voz a medida que nosotros persistíamos en nuestra actitud. Qué valor, tarde o temprano tenía que pasar, ya no hay decoro. Al cabo de unos segundos, reapareció el esbirro. En unos momentos les recibirá el Delegado. Pueden tomar asiento. Gracias, estamos bien así. Entonces ya no pudo más, toda su fingida cortesía se vino abajo como la cristalería de un restaurante y con similar estruendo nos gritó: Apártense y déjenme seguir con mis asuntos. Sin tiempo para contestarle, la deseada puerta se abrió y una sumisa empleada nos lanzó una sonrisa desafiante. Pueden pasar, Don Julián les está esperando. Nos agarramos del brazo y ante la indignación de los allí congregados, nos dispusimos a seguir el culo de la secretaria. La moqueta del pasillo ablandó nuestros pasos a la vez que nuestras intenciones. Olor a madera, techos altos, la refrigeración exacta. Aquí y allá los retratos de los predecesores en el cargo. Vámonos, no merece la pena. Le apreté más fuerte y le acaricié la mano. No te preocupes, todo saldrá bien. Cuando el culo se paró, su dueña nos hizo un gesto, un leve ademán que pudiéramos traducir por "un momentito, enseguida estoy con ustedes". Golpeó con los nudillos, casi sin rozar siquiera el portalón, y desapareció en su interior dejando en el aire un aroma a perfume caro. Azahar y melocotón. Por fin abrieron de nuevo y una luminosidad como de otro mundo inundó toda la estancia. Su Excelencia les está esperando. Al entrar, lo primero que vimos fue el imponente sillón de piel, el más grande que jamás hubiéramos visto. De color marrón, parecía estar hecho con la piel de todos los que antes habían osado entrar allí. Un ligero silbido acompañó la rotación del mueble hasta que su ocupante quedó enfrente de nosotros. Un tipo inmenso, bronceado hasta las pestañas y vistiendo un traje que valía lo que mi sueldo de un año, nos miró todavía sin poder dar crédito. ¿Y bien?, Estalló su voz en el desmesurado despacho. Queremos lo que nos corresponde. Creo que no va a ser posible. Os estábamos esperando. Al fondo, a la derecha, aparecieron varios miembros de la Delegación. Mi grito quedó sofocado por el ruido, por el excesivo volumen del hilo musical que alguien se encargó de encender. Expediente Amanecer. Sí. Como siempre.

sábado, 10 de enero de 2009

IMPERTÉRRITO

Despierta. Abre los ojos y sólo ve oscuridad. Le duele la cabeza y nota seca la boca. Intenta moverse y no puede. Debe ser un sueño. O es que estaba tan dormido que a su cuerpo le cuesta reaccionar. Siente sus extremidades dormidas, un desagradable hormigueo le recorre brazos y piernas. Es como si le hubieran atado varias piezas de hierro en los tobillos y las muñecas y lo hubieran arrojado al mar. Nota que se ahoga. Respira a trompicones. No logra llenar de aire sus pulmones. Le sigue doliendo la cabeza y no logra ver más allá de sus narices. Afina la vista para reconocer el lugar en el que se encuentra. No puede, no le suena. Es pronto aún, todo va a cámara lenta. Le cuesta pensar. Es como si su voluntad le hubiera abandonado, no consigue ni siquiera levantar un dedo. Y este olor, familiar y nuevo a la vez. No distingue ningún sonido, apenas un rumor que bien pudiera ser el sonido de su sangre golpeándole en las sienes, su propia respiración que no logra recorrer su cuerpo. No puede moverse pese a que lo intenta con todas sus fuerzas. La angustia le recorre y lo invade todo. Le parece ver a escasos centímetros de sus ojos, algo. No lo distingue. Sigue muy oscuro. Y este maldito dolor de cabeza. Un momento. Algo se ha movido o es él quien se está moviendo. Sí, es él, mejor dicho, sea lo que sea el lugar en el que se encuentra, se ha movido. Este sonido sí cree reconocerlo. Bien, empieza a reconocer y despertar. Es el sonido de la lluvia, gotas golpeando en el techo. Tiene frío, mucho frío y ganas de llorar. Quiere despertar, levantarse y echar a correr. Besar a su madre, abrazar a su hermano. Pedirles perdón. Pero ya es tarde. Siente que se cae, como en los sueños, pero esto no lo es. Escucha un chirrido a los lados, un ruido de madera lijada. Toca fondo. El golpe le hace estremecerse. Oye un grito, un llanto desgarrador. A lo mejor es él quien está gritando. Pero no, no es él. Sin embargo, debería gritar si consiguiera articular la voz. Entonces escucha el sonido de un puño, no es un puño, diminutos golpes suenan en el techo. Cada vez más, con más fuerza. Ahora es un estrépito que ahoga el sonido exterior a la vez que se le acaba el aire. In nomine patri... et filii... et spiritus sancti. Y ya no escucha nada más. Sólo huele a madera y se quiere morir.

martes, 6 de enero de 2009

HIPERBREVE I

Yo me casé para tener sexo salvaje todas las noches y calcetines limpios por la mañana. Ahora me bastaría con tener sexo limpio por las mañanas y calcetines salvajes por la noche.

domingo, 4 de enero de 2009

FELIZ AÑO NUEVO


Pasó Nochevieja y cuando creías, creiáis, que no podía ocurrir nada peor, plaf, llega Año Nuevo. Y es que después de amenizaros las fiestas con un relato pleno de espíritu navideño, los tres reyezuelos y el gordo borracho atracando el Tajo Francés, qué historia más entrañable, y tras entretener la víspera del atragantamiento de uvas con un cuentito fallido lleno de hechos reales, se me ocurre cerrar la trilogía con una historieta acerca del primer día del año nuevecito que será el mejor de nuestras vidas. Rezad para que esto no acabe en tetralogía, como la de los nibelungos y la madre que los echó.

Ha llegado la hora de pasar a la acción, de crear un grupo subversivo que acabe con el aroma que impregna el uno de enero, no me refiero al de las vomitonas en las esquinas, ya me entendéis. Pude superar lo de los Niños de San Ildefonso, alguien debería dedicar un minuto de su tiempo a indagar en la hagiografía de Ilde y ver qué hizo de malo para quedar encadenado de por vida a semejante cuadrilla de castrados potenciales, metiéndome debajo de la cama y tirando por el retrete las radios que se empeñaban en conectar con el salón de loterías. De lo que no he podido escapar ha sido de las felicitaciones del nuevo año. Me asalta una duda, ¿Hasta cuándo hay que seguir felicitándose?. Si no te veo hasta el veinte de octubre, ¿Puedo felicitarte?. Alguna fecha en el santoral debería marcar el final de esta macabra danza de buenos deseos. ¿En qué pierden el tiempo nuestros políticos?.

Propongo como medidas para hacer frente al aluvión de felicidad, las siguientes. Empezar a felicitar el año nuevo allá por el catorce de marzo, el tres de julio o el treinta de septiembre, a elegir. Cuando la gente te mire con ojos de incomprensión, simplemente encógete de hombros o explícales que tus deseos son reales y no meras fórmulas de cortesía, muletillas con las que iniciar una conversación o un soniquete automático que precede a un está usted despedido o a su madre le quedan quince minutos de vida. Yo te lo deseo de corazón, capullo, y si no lo entiendes, me he debido equivocar de persona. Otra actuación para vencer el pánico y ser capaz de salir a la calle a comprar el pan, a atracar a una viejecita o a pagar por un favorcito sexual, puede ser desearle feliz año a todo bicho viviente, a ser posible con uso de razón, con el que te cruces en tu diario caminar. Felicitarás al vecino del segundo que acaba de darle una bofetada a su mujer por no haber preparado la comida a tiempo, felicitarás al negrito que te encuentras en la esquina huyendo de la policía y de los derechos de autor, felicitarás a la monja que lleva un rato pensando en lo bien que le sentaban los vaqueros al moreno del coche caro, felicitarás al niño que le cuenta a su abuelito paralítico la carta que acaba de mandar a los reyes magos, felicitarás al que vende pañuelos en los semáforos y que te manda a tomar por no sé dónde justo un momento antes de que lo atropelle una moto que reparte pizzas, felicitarás al conductor del autobús que te cede el paso a pesar de estar en ámbar, felicitarás a la rubia que se pinta los labios en el espejito retrovisor, que ni te mira, ni se ha dado cuenta de que existes, preocupada por quedar monísima para la entrevista de trabajo, felicitarás al barrendero que se empeña en recoger lo que ya te dije, felicitarás al que hace fila en la caja de ahorros y no te escucha porque está pensando en la excusa para no pagar la letra de este mes, felicitarás a la de la ventanilla a la que le importa un bledo tu felicitación y sonríe estúpidamente esperando lo que le vayas a contar, felicitarás a tu padre y a tu madre, y a tu mujer que te suplica que dejes de hacer el bobo y que ya está bien para una broma.

Creo que voy a escribir un cuento sobre esto, empezará diciendo algo así cómo, si me ves el día de Año Nuevo, no me felicites, ni siquiera me saludes, tengo un arma en el bolsillo y sé cómo usarla.