sábado, 26 de septiembre de 2009

EL ABRIGO ROJO

Aquí os dejo un texto escrito hace bastante tiempo, uno de los primeros intentos por hilvanar una historia. Ahora que quedó fuera del Proyecto, tiempo es de que vea la luz. Sus secuencias pueden leerse en orden, saltearlas al gusto del lector o visitarlas aleatoriamente y olvidar el resto. Dónde habré leído esto...


Este texto aparecerá, próximamente, en el libro Sentado en una silla helada.  Seguiremos informando.

martes, 15 de septiembre de 2009

DILIGENCIAS

INFORME DE LA PATRULLA POLICIAL CNP03

A las 9h40 de la mañana del sábado día 23 de Mayo recibimos una llamada telefónica en el cuartel, alertándonos de la localización de un cadáver en el término municipal de Monflor, concretamente en la cuneta de la carretera nacional 225, Km 3.700 dirección a San Germán del Campo. Personados en el lugar de los hechos los agentes AG33 y AGS02 procedimos a identificar el cuerpo del finado. Se trataba de un varón de raza blanca, de unos 30-35 años, complexión normal, pelo negro corto, aproximadamente 1.70m de estatura y 80 Kg. Lo encontramos en posición decúbito supino, brazo derecho flexionado a la altura de la cara y mano izquierda cerrada. LA posición original era decúbito prono pero termino como la hallamos tras la manipulación del servicio médico de reanimación. Viste camiseta blanca de algodón con la inscripción AFI (Abonos Fertiberia), pantalón vaquero azul muy desgastado y sólo una zapatilla deportiva marca Nike, negra con símbolo blanco. Calcetines blancos bajos. Presenta herida por arma punzante en el pecho, a la altura del corazón. A su lado hemos encontrado un reloj deportivo marca D&G, unas gafas de sol y un bolígrafo azul con la tinta medio gastada. El cuerpo estaba encima de una lona de plástico y cubierto por una chapa metálica ondulada.
Interrogada la persona que nos comunicó el hallazgo, resulta ser Juan López Borruente, vecino de Monflor, con DNI 25442389W y residente en la C/ Letanías nº 37. Teléfono 665 232368. Dice que se encontraba paseando esta mañana, como de costumbre, con su perro, cuando se apercibió de un bulto extraño al lado de la carretera al que casualmente se había dirigido el animal. Preguntado acerca de si conoce al fallecido responde que no. Sobre si vio a alguien por los alrededores en el momento del hallazgo, repite que no. Se le indica que permanezca a disposición de nuestro Cuerpo y de la autoridad judicial.

- Para el coche por aquí, espérame que salgo en un momento. Si algo va mal, te llamaré.
Baja muy deprisa y se introduce, con igual rapidez, en el pub que tiene la persiana medio bajada y las luces apagadas.
-¡Tú, cabrón, abre la puta caja y dame toda la pasta! ¡Rápido! - Grita a la vez que saca un machete de grandes dimensiones.
- Tranquilo, tranquilo. No sé cómo se abre, yo no trabajo aquí - Asustado, el único ocupante del local levanta las manos.
- No me jodas, que no estoy para tonterías. Abre la caja o te rajo ahora mismo.
- No puedo, de verdad que no sé, yo sólo... - No puede acabar la frase. El asaltante se ha puesto a su lado, de dos zancadas y le ha golpeado en la boca.
- ¡Abre la caja, por tus muertos! Con toda la mierda que has vendido esta noche, tiene que estar repleta.
- No sé de qué me hablas, yo sólo estaba esperando a que... - El segundo puñetazo le dolió más.
- Venga, Ríos, tarde o temprano teníamos que venir a por ti, te lo hemos avisado y no nos hace caso. ¡Aparta! - De un empujón lo lanza contra el mostrador, se mete dentro y cogiendo la caja registradora, la estrella contra el suelo.- ¿Ves? Ya te dije yo que habías tenido buena noche.
Sin perderle de vista, el atracador vacía la caja y va metiendo los fajos de billetes en los bolsillos de la cazadora.
- La próxima vez, colabora un poquito más. Y por tonto, dame el peluco que llevas que me mola. ¡Que te jodan!
Antes de desparecer de su vista, se vuelve, se coloca las gafas de sol y le grita - Ojito con lo que dices, que te tenemos localizado. Por cierto, tienes una mujer muy guapa, sería una pena que le pasara algo.
- A mi mujer ni tocarla... oye... ¡Oye! - Sale detrás de él en un arranque de coraje. Está asustado y confundido. No sabe qué está pasando y qué ha querido decir el ladrón.
- ¡Socorro! ¡Ayúdenme! - Antes de que pueda alcanzar la calle, el ladrón se revuelve y la clava el machete en el pecho.
- ¡Calla, cabrón! Vas a despertar a todo el mundo - Le dice en voz baja, mirándole a los ojos.
Sale afuera y ve a su compinche que ya se acercaba al bar, intuyendo los problemas.
- Lo he tenido que matar, lo he tenido que matar. Se lo tenía merecido - le dice al otro. - Ayúdame, hay que sacarlo de aquí.
- ¿Qué dices? , ¡Vámonos!
- Lo metemos en el maletero del coche y lo tiramos por ahí. Si le dejamos aquí, no tardarán ni un minuto en saber que fuimos nosotros.
Entre los dos lo cogen de pies y axilas. Lo meten en el vehículo, sobre una lona de plástico y arrancan sin mirar atrás. Unos kilómetros más allá, en un sitio solitario, lejos de mirones, paran y bajan. Lo dejan en la cuneta utilizando la lona como camilla.
-¿Qué haces, joder?
- ¡Coño! Habrá que taparlo un poquito, no querrás que deje un letrero. Aquí está el muerto. Ayúdame con la chapa.

Alberto volvía a casa antes de que amaneciera. Había salido a dar un paseo porque no podía dormir. Vio el Pub Glamour todavía abierto y decidió entrar a saludar a su amigo Ismael. Hombre, cuánto tiempo. Los saludos de rigor y una petición. No te importa vigilarme un momento el garito, voy a la gasolinera y vengo enseguida. A ver si me encuentro con un colega para que me desatasque el baño. No veas cómo me lo dejan estos niñatos. Alberto que le dice que no importa, le hará bien estar un rato allí, por los viejos tiempos. Tienes una revista con sudokus de esos, coge el boli y te haces uno. Por cierto, tú siempre tan radical. Abonos Fertiberia. Anda, lárgate, antes de que te patée el culo con mis deportivas nuevas, capullo. Ismael sale del local y no pasaron ni cinco minutos cuando Alberto oyó un coche que frenaba. Antes de que pudiera decir que estaba cerrado, ya lo tenía plantado delante.
¡Tú, cabrón, abre la puta caja y dame toda la pasta!

sábado, 12 de septiembre de 2009

MORRISSEY

Uno siempre vuelve a los clásicos. Os contaré, que ya parezco a la Esteban desvelando mis miserias. Los sábados por la mañana limpio el polvo mientras escucho en un viejo discman mis viejos cedés, no me gusta molestar a mi familia con el ruido que aturde mi cabeza. ¿Qué me pongo?. Hoy le tocó al bueno de Morrisey, carrera en solitario con altibajos, pero sigue siendo un imprescindible.
Me he enchufado al youtube y he caído en este viejo tema de los Smiths, en Wembley... y se me ha puesto la carne de gallina. Me he acordado de mi amigo Gabriel, hace más de veinte años me dejó un montón de discos de los Smiths, Joy Division, Bauhaus... un tipo oscuro, escritor, buena gente. Todavía conservo las casetes que me grabé, voy a comprar unas pletinas para disfrutar de músicas atemporales. Nos vimos el otro día en un centro comercial, él empujando un carrito con desgana, yo mirando los playmobil. No nos dijimos nada.
Yo sigo acordándome de él y desde aquí le doy las gracias por su generosidad y le deseo lo mejor. Seguro que le gustaría esta canción.

viernes, 4 de septiembre de 2009

CIENTO

Pongámonos serios, un poquito de ¿Literatura?. Lo que a continuación viene es un texto al que le tengo mucho cariño, debía abrir el extinto proyecto De Ciento a Viento en colaboración con mi compinche José María Morales. Ha quedado en el cajón, puede que para siempre. Por eso llegó el momento de que vea la luz y se busque la vida, que ya empieza a ser mayorcito. Disculpen las molestias.



Llegó temprano al laboratorio, tal y como le habían pedido el día anterior por teléfono. Abrimos a las siete, denos unos diez minutos y podremos atenderle, le había contestado una voz de mujer. Al llegar a la calle indicada, una puerta iluminada le acercó a su destino. Buenos días. Deme la muestra, por favor. Una chica sonriente se agacha para anotar su nombre en un papel. Pese a las circunstancias, se descubrió mirando de reojo el ofrecido escote. Perdone, ¿cómo me ha dicho?, es que no oigo bien por este oído. Instintivamente dio un pasito a la derecha para hablar a la oreja sana. Le llamaremos nada más saber el resultado. No se preocupe, lo hemos hecho Cientos de veces. Al salir de allí, sintió una sensación de desamparo absoluto. No sabía dónde ir, demasiado pronto para todo. Apenas nadie en la calle, no tardó en fijarse en un hombre con un abrigo marrón que se acercaba a él y que parecía hablar solo. Pasó tan cerca que por un momento estuvo tentado de saludarle. El hombre del abrigo marrón siguió su camino, ajeno a todo salvo a la conversación que mantenía con alguien invisible. Hacía tiempo que venía escuchando voces en su cabeza, cIentos de voces que le llamaban por su nombre, en distintos idiomas y a las que en un principio no concedió importancia. Creía que era su pensamiento, ése que a veces hace que la gente hable en voz alta para si misma. No se asustó pero ahora tenía terror, desde el día que descubrió escrito en la pared de su habitación, "Te voy a matar". No puede dormir y vaga insomne por las calles, escapando de algo que sabe que algún día le encontrará. Está cansado y se sienta a esperar el autobús, cualquier autobús que le lleve lejos de allí. Al subirse en el que llega hasta Campo Alegre, consigue por un momento acallar las voces de su interior con las que susurran en los asientos. Su mirada se posa en una persona que lee una hoja con la cara pálida. No puede apartar sus ojos de él. La persona de la cara pálida también ha madrugado. Al encender el ordenador, como de costumbre, ha encontrado un correo inesperado. Había pasado tanto tiempo sin tener noticias de su amigo, ciEn años por lo menos, que casi no recordó su nombre. Tras unas torpes palabras de presentación, le decía que le adjuntaba un archivo con un cuentito que había escrito. "La geografía de la soledad". En la terapia le habían recomendado escribir y la verdad es que le ayudaba bastante. Al plasmar la historia sobre el papel, se había acordado de él, sabía que amaba la Literatura y por eso se lo enviaba. Le animaba a escribir, seguro que le serviría para olvidar. Ahora el vaivén del viaje le ayuda a sumergirse en la historia y algo se le remueve en las tripas. Confundido, baja en la siguiente parada y deja el folio sentado en un banco. Alguien que le observaba se coloca junto al papel. Lleva un gorro de vaquero de color triste rojo grasiento y un bigote blanco de reminiscencias mejicanas. La cara cuarteada, la mirada ausente y unas manos llenas de sucias uñas de rapaz que acaban de depositar en la boca sin dientes de la papelera, el cuello vacío de una botella de vino. No entiende nada de lo que hay escrito allí y piensa que es hora de sentarse al sol, en las escaleras de la iglesia de enfrente a esperar los cieNtos de abrigos de visón que escapan de la misa de una. Al pasar por un buzón, deposita aburrido el contenido de la solitaria carta. Esa misma tarde, mirará perplejo a la joven que regresa de gritar su amor. C x A te kiero. La barra de labios convertida en improvisado lapicero. Un escueto mensaje que alguien sabrá descifrar. Una pequeña ecologista que no quiso herir el descarnado tronco del plátano sin sombra o una asombrosa realista que no está dispuesta a tatuar sus sentimientos de hoy, para siempre. t e k i e r o, letra a letra se repite en los cienTos de árboles que escapan en perspectiva por la avenida. Cuando la ciudad se repliegue cansada, el basurero recorrerá el camino leyendo el jeroglífico. o r e i k e t . No comprende. Bastante tiene con lo suyo pero juega en su cabeza ordenando las palabras, taxidermista incomprendido, alquimista anaranjado. CientOs de calles que limpiar, que ordenar hasta el día siguiente, recogiendo el resultado de unos análisis, un abrigo marrón ensangrentado, un folio manchado de vino, un gorro vaquero olvidado, una barra de carmín degollada. Los aviones escriben en la pizarra azul rectos renglones de tiza. Una sonrisa le cuelga de los labios. Esa irrefrenable tendencia a la poesía.

martes, 1 de septiembre de 2009

MUCHACHADA NUI

Ay, amigo. Si pensaste que esto era un blog de ¿Literatura?... Pero no puedo menos que rendir homenaje a estos genios del humor, con hache me parece que se escribe. Y en especial al mago de Albacete, me pongo de pie, JOAQUÍN REYES.

Me acabo de encontrar con esto y todavía me lloran los ojicos.