domingo, 22 de noviembre de 2009

MARIFLOR Y LOS POLVOS MÁGICOS

"Te voy a dejar muy guapa, ya verás cómo te gusta. Te voy a cambiar un poco de estilo, si me permites, creo que este peinado te echa un montón de años encima". Mariflor estaba preparando el agua para lavarle el pelo a su nueva clienta. Media vida lavando cabezas y poniendo rulos, algo menos dedicada al maquillaje, "al estilismo, chica, renovarse o morir", buscando una nueva orientación al negocio y más ingresos en su huesuda caja. " Bonito pelo, sí señor. Eso sí, creo que estas mechas no te favorecen nada. Lástima que tengamos tan poco tiempo. Creo que el rubio pajizo resaltaría más tus facciones, pero... Lavar y marcar. Es lo convenido". Se aplicó al tajo, unas buenas friegas de champú y a estregar a conciencia. Era una trabajadora de las que ya no quedaban. Si hacía falta echar un ratito más desenredando un enganchón, dar una tercera pasada o terminar de domar un rizo, no le importaba, lo hacía con gusto pues disfrutaba con su profesión. " Me imagino que no te importa si el secador está algo frío, se estropeó lo del aire caliente y no hay manera de hacerme con el chispas. En agosto, ya sabes, sólo curramos cuatro pringaos" Puso el aparato al dos y empezó a secarle el pelo con mucho cuidado. Se veía que de joven había tenido una buena melena y no es que fuera muy mayor pero ya no era una niña, una melena que ya comenzaba a escasear. Ayudándose con un peine circular que sostenía en la mano derecha, le iba dando forma al cabello. Era un día muy especial y tenía que quedar bien guapa. La verdad es que para todos sus clientes era un día especial. Todos tenían el mayor interés en que les dejaran bien presentables. " Sí chica, decidido, el cobrizo éste no te queda nada bien y mira que eres una mujer bien resultona pero no te terminas de sacar partido, chica. Si te hubiera pillao años atrás, el mundo te hubieras comido. Y de un bocao". Unas ondas en el pelo eran lo mejor para la ocasión, no necesitaba horquillas para definirlas, estaba trabajando con un buen material. "Pasemos a la parte del estilismo, hermosa. Ya verás, ya verás. Déjame hacer". Sacó del primer cajón, un modesto pero bien surtido maletín de maquillaje. Todo, productos de primera marca, gama profesional, pintalabios Chiflón, perfilador Tris, rimel Matador y maquillajes Latoux. Lo mejor de lo mejor. Nunca le importó gastar en estas cosas, sabía que ése era parte del secreto de su éxito y sus clientas así se lo agradecían. "Te daré una base muy suave de perla, la que mejor te va. Y es que lo bueno es caro, muy caro. Pero no me importa. Cuando yo tenía mi propia peluquería, ya trabajaba con estas casas. Qué suerte que mis jefes me dejan hacer y compro lo que me gusta. Si no hubiera tenido que cerrar... Mariflor, la mejor del barrio". Su separación tuvo la culpa. Sola y con tres criaturitas que alimentar, se la comieron los gastos. Su marido le pasaba la manutención un mes sí y tres no, cuando no se lo había gastado en putas, en vino o en vaya usted a saber. Eso sin contar cuando no terminaba una temporadita en la cárcel. Malvendió la peluquería y se puso a buscar trabajo. "Te voy a aplicar unas sombras en los pómulos, para resaltarlos y así de paso disimulamos los cardenales. Hija de mi corazón, cómo te han puesto. El cabrón de mi marido nunca me puso la mano encima, hasta ahí podíamos llegar. No deberías haberlo consentido. En cuanto vi el panorama, cogí a los chicos y que te pudras". Se terminaron los ahorros y ya no estuvo en condiciones de rechazar ninguna oferta, ninguna. De no haber sido por el juez, que la sacó del arroyo y le quitó de limpiar escaleras, la cosa hubiera acabado mal, muy mal. "Pobrecita, pobrecita. Te daré un poco más de rojo en los labios. Sé que no les gusta que me pase con el carmín pero tú te lo mereces. Se ve que has sido una mujer bien pinturera. A lo mejor, por eso está como estás". Aún resonaban sus últimas palabras en la sala cuando se abrió la puerta y asomó la cabeza un funcionario. "Mari, coño, deja de hablar sola y termina de arreglar el cadáver. Que la familia está esperando".

3 comentarios:

Luis Borrás dijo...

Espero que tenga 25 líneas.
Se merece convertirse en papel.
Un fuerte abrazo

JALOZA dijo...

Tiene alguna más, a mí también me pena... jojojo

Jonatan Frías dijo...

Primero que nada saluarte, hacía días que andaba perdido del mundo. Buena historia, disfrute leerla. Comparto la opinion, merece un futuro mayor. Hasta siempre y un abrazo de este cronopio mexicano.