sábado, 20 de diciembre de 2008

NEORREALISMO


Para berbi.- Que me mostró el placer de la escritura.



... y una vez más, en el mes de Marzo la inflación ha subido y ya se sitúa en el 3.7% interanual. Eso decía la voz del locutor de la radio que le había despertado a las 6h40.Abrió los ojos. Entraba algo de luz por las rendijas mal ajustadas de la persiana de la habitación. Apartó el edredón y la sabana con su mano derecha, apoyó el peso en su escueto culo y levantando las encogidas piernas se giró hacia la izquierda. A la vez que se sentaba en el borde de la cama, apoyó los dos pies descalzos en el suelo buscando a tientas las zapatillas que no podían andar muy lejos. Metió el pie derecho y luego el izquierdo. Se levantó con cuidado para no despertarle y dio la vuelta a la cama, hasta llegar a la altura de la mesilla donde reposaba el reloj-despertador. Se agachó ligeramente y lo apagó. Desandando el camino con renovado sigilo, salió hacia el pasillo y cerró con mimo la puerta del dormitorio. De dos cortos pasos alcanzó la puerta del baño, la empujó y entró en el mismo. Sin darse la vuelta, con su mano izquierda la volteó suavemente hasta que quedó prácticamente cerrada. Guiñando los ojos para amortiguar la excesiva luz que había en su oriental baño, avanzó dos pasos más, flexionó las rodillas y levantó la tapa del inodoro. Se irguió y se giró sobre los talones para en un acto reflejo subirse el camisón, bajarse las bragas y sentarse sobre la taza, casi al mismo tiempo. El gorgoteo de su orina cayendo sobre la lejana agua, acabó de despertarla. Estiró la mano derecha y cogió entre sus dedos el blanco papel higiénico que ya necesitaba. Tiró hacia abajo y cuando estimó que era suficiente, lo cortó. Se secó con cuidado y lo lanzó a reunirse con su meada, por entre las piernas. Se levantó y con un suave movimiento se despojó de sus bragas, primero un pie y luego el otro. Bajó la tapa y apretó el botón. Un pequeño estruendo de agua purificadora sobresaltó la silenciosa casa. Descorrió la cortina de la bañera y se dobló de nuevo, esta vez para sacar el cubo de la fregona que reposaba allí adentro. Lo dejó a un lado y colocó el monomando de la ducha en posición central ligeramente escorado hacia la izquierda. Mientras, otra vez el agua, salía mansamente del grifo y rebotaba con tranquilidad en la loza, se echó hacia atrás y alargó su mano izquierda para entreabrir ligeramente la ventana corredera. Volvió hacia adelante y aproximó su mano izquierda hacia el chorro. Notó que la temperatura era la correcta y a la vez que se secaba en el bajo del camisón, lo agarró y subió hacia arriba para sacárselo por la cabeza y quedar al fin desnuda. Lo arrojó sobre el bidé y se introdujo en la bañera, levantando primero el pie derecho y luego el izquierdo. Depositó al lado, la toalla para los mismos y corrió la cortina para encerrarse lo mejor que pudo. Colocó el botón en la posición ducha y dirigió el telefonillo hacia su cara. Cerró los ojos y notó algo de frío. Agachó la cabeza y metió el pelo debajo de la cascada hasta que su melena se mojó totalmente y se le pegaba en la cara. Apartó el pelo y poniéndose recta se situó justo debajo. Cuando notó que ya estaba bien empapada, se apartó ligeramente y se mojó un brazo, luego el otro, levantó una pierna y luego la otra. A tientas cogió la esponja y del mismo modo el bote del gel. Lo abrió y vertió parte de su contenido. Dejó de nuevo el frasco y procedió a enjabonarse con mimo, ordenadamente y siguiendo el recorrido de siempre. Se demoró, como de costumbre, en sus pechos endurecidos, en las axilas y en el sexo. Frotó enérgicamente las plantas de sus pies. Aclaró la esponja, la colocó en su sitio y terminó por quitarse todo la espuma que había originado. Apagó el grifo, escurrió parte del agua que resbalaba por su piel y descorriendo la empapada cortina, salió de su sitio para quedarse de pie en la toalla, a la vez que se apropiaba del albornoz. Se enrolló otra toalla en la cabeza y tras secarse ligeramente los empeines de los pies, se calzó sus zapatillas y descorrió del todo la ventana. Introdujo el cubo en el lugar del que había salido y cogiendo la manivela de la puerta, tiró de ella para abrirla y salir al pasillo. Sin girarse la cerró con mucho cuidado y se fue a la cocina.

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