lunes, 30 de marzo de 2009

CHEWING GUM





Quiero enseñaros la portada del primer LP, los modernos hablan de CD, de la nueva revelación del panorama británico actual: Chewing Gum.


Lamento no poder dejar, como es mi costumbre, ningún enlace a algún vídeo o a un archivo de audio, para que podáis disfrutar de la música de este dúo de Manchester. Y no estoy muy seguro de que sean de allí, las informaciones que circulan sobre ellos son pocas y en ocasiones contradictorias. Se trata de un grupo atípico, surgido de los ambientes universitarios anglosajones, dispuestos a demostrar que se puede lograr amplia repercusión al margen de los circuitos habituales, despreciando una herramienta indispensable como es internet. LA música es su única arma de presentación.


Tuve la fortuna de escucharles en un programita de nuevas tendencias en Radio 3. La verdad es que fue inolvidable. Pocas veces he escuchado algo parecido. Los dos integrantes del grupo son multiinstrumentistas y con variadas y reconocibles influencias. Pretenden llegar a las pistas de baile y a la vez satisfacer a los consumidores voraces del guitarreo, como es mi caso.


He conseguido, no sin esfuerzo, hacerme con su primera obra musical, "Ode to the Gorilla", y casi me caigo al suelo al ver su portada. Utilizan el sentido del humor como herramienta para dinamitar la apolillada industria del disco británica. Se trata de un LP conceptual que gira alrededor de la idea de la vuelta al origen, se notan influencias darwinistas y del cine setentero de catástrofes y profecías. La fotografía del encarte es toda una declaración de intenciones.


Me imagino que son los dos integrantes del grupo los que se refugian en el seno de ese pedazo de gorila, no se sabe si hembra (invocando al útero materno y la felicidad que conlleva) o macho, con el terrible preludio que podemos imaginar a la escena, pérdida de la inocencia y de los secretos mejor guardados, las caras de los dos pardillos así lo insinúan.


Parece ser que están alcanzando gran repercusión en el mercado nipón, tan dado al fetichismo y al deslumbramiento por lo occidental. Desearles desde aquí la mejor de las suertes en esta aventura. Yo no me lo pierdo.


P.D. Dejo un enlace a una de las pocas páginas en las que he leído alguna referencia interesante al dúo de moda. Sr.Ubé

domingo, 29 de marzo de 2009

(INTIMISMO) EL RÍO...

...discurría plácido a las afueras del pueblo, las aguas limpias de otros tiempos sólo un recuerdo en la cabeza de los mayores, bajo el puente que algunos decían que era romano, más viejo que antiguo, con sus tres ojos, inservibles los laterales, pedruscos, piedras y guijarros apenas intuidos bajo la superficie que en la anaranjada primavera comenzaba a renacer, en el momento en el que tus padres te llevaban a la orilla a celebrar la fiesta del santo, ángeles del cielo reflejados en un cimbreante cristal, la brisa suave del viento fresco serpenteando los juncos de tus cabellos, todo juego y canciones para recibir el buen tiempo, las faldas florecidas de las muchachas que dejaban entrever unas pantorrillas todavía presas de los calcetines, jóvenes que quisieran ser hombres para descalzarse después de un duro día de trabajo, preparada la cosecha, la esperanza puesta en el incierto y anhelado mañana, y remojar los pies en las estiadas aguas para aplacar el calor demencial del sol de agosto, el rojo que atraviesa la retina, las botellas puestas a refrescar y las sandías preñadas de verano, en las bolsas que se amarraban contra la corriente, manjar de dioses plenos en el cenit de la vida que desafían el crepúsculo anunciado en las caducas amarillas hojas apenas retenidas en los árboles, antes de caer a las arremolinadas aguas abundantes que bravamente escapan a la ribera, ansiosas por esparcirse en las tierras sedientas y que no pasan desapercibidas para el hombre maduro que las contempla apoyado en el tronco descarnado, abatido por el tiempo que todo lo arruina inexorablemente y del que quisiera escapar, correr sin mirar atrás ahora que sólo hay tristes ramas ateridas, desnudas en mitad de la nada, escarcha en la noche estrellada que inunda su pensamiento final, un ser acabado rodeado de silencio y amargura, únicamente sacudido por el entrechocar del agua contra los bloques de granito grisáceo que se perderá más allá de su mirada apagada, detrás de un horizonte que imaginó, desembocaba a la orilla del mar.

domingo, 22 de marzo de 2009

DIARIO DEL ALTOARAGÓN


Los amigos del Diario del AltoAragón me han hecho el honor, de nuevo, de incluir uno de mis textos en la sección de Literatura del Suplemento Dominical.


Expresar mi más profundo agradecimiento me resulta complicado, no encuentro las palabras para describir la felicidad con la que uno va al kiosco a comprar el periódico en el que aparece su torpe firma. Cosas así animan y ayudan a seguir adelante en el complicado mundo de la escritura.


Como soy hombre de pocas palabras, diré sólo una. Gracias.


Os dejo un enlace para que podáis leer este inquietante relato que un día no muy lejano, pasó de mis sueños febriles al papel.


viernes, 20 de marzo de 2009

SOFÍA (SÓLO PARA ADULTOS)

Te veo sentada de perfil, hermoso perfil, nariz pequeña y recta, diríase que dibujada con escuadra y cartabón, rimel negro que abanica tus pestañas, barbilla y labiosaltivos, golosos cuando los humedeces con tu roja lengua, esa lengua que puedo imaginarme buceando en mi boca, jugando con mis dientes más grandes que los tuyos que no puedo ver desde aquí pero que me imagino blancos, iguales y radiantes cuando sonríes al sentirte observada. Te queda muy bien ese peinado, el copioso flequillo que oculta el dibujo de tus cejas, la coleta cobriza que sale en lo alto de tu cabeza, dejando al descubierto una olorosa nuca que ocultas cuando te adelantas en la silla, que tapas con el cuello de tu camisa blanca, de tu fina camisa blanca que me enseña con descaro tu sujetador no tan claro como debería. No sé si has estudiado el efecto que provocas en los hombres, que provocas en mí que te estoy mirando y que voy perdiendo el sentido del tiempo. En tu recta espalda, el broche del sostén queda bien bajo, largos tirantes ayudan a sujetar lo que me tapas con los brazos, los pequeños y puntiagudos pechos, lechosos, con una fina venilla azul perdida bajo la puntilla que hasta hace un momento podía entrever a través de la abertura de tu camisa, del hueco que quedaba entre los botones de tu blusa, seguro que tú la llamas así y que así te refieres a ella cuando parada delante del armario de tu alborotada habitación, decides la ropa que te vas a poner. El sujetador es demasiado relleno para mi gusto, no me deja ni siquiera imaginar tu pequeño pezón, tu pequeño rosado pezón que con algo más de suerte hubiera podido notar pujante debajo de tu blusa. Te giras un poco y confirmo de frente lo que estaba imaginando, ahora lo tengo todo al alcance de mis ojos, de mis disimuladores ojos que van ganado confianza a medida que veo que entras en el juego. Apoyas las manos en el regazo de tu acogedor vientre, en el hueco que creas cuando cruzas lentamente las piernas, con la coquetería y el cuidado al que te obliga la negra falda de tubo que te llega un poco por debajo de las rodillas, la falda que te ciñe cálidamente los muslos y que recoge el redondo culo que me muero por ver. Descruzas las piernas como si pudieras leer mi pensamiento excitado, puede que algo en mi cara te haya dado a entender lo que estoy sintiendo, apoyas en el suelo el tacón de aguja que faltaba, el tacón de la alta bota de cuero negro brillante que se agarra a tus piernas como una segunda piel. Coges el minúsculo bolsito con tus finos y ensortijados dedos, te das la vuelta y mientras te alejas de mí en dirección al baño, por fin puedo ver tu culo algo excesivo, rotundo y apretado bajo la lana y la corta braga que se marca casi obscenamente a medida que bamboleas tu carne cada vez menos al alcance. Me sudan las manos, respiro entrecortadamente y siento cómo se me acelera el corazón y la polla. Me duele mi juguetito cuando raspa el calzoncillo a medida que noto que crece y crece. Tendré que darle salida porque me empieza a hacer daño. Venciendo el apuro que me da el sentir a todos los que me rodean clavando su mirada en mi abultada entrepierna, me levanto y me acerco disimuladamente al baño. Atravieso la puerta y la duda que me asalta al decidir cuál es el baño de hombres entre una puerta con un dibujo en un letrero y otra con una imagen casi idéntica, queda sin sentido cuando una mano que ya conozco bien, me agarra del brazo y tira de mí hasta que quedo dentro. El ruido de portazo oculta el del cerrojo que se echa para proporcionarnos un momento de intimidad. Previsoramente te has desabotonado y te has subido la falda al mismo tiempo que te bajabas las bragas para enseñarme tu coñito depilado. Con menos miramientos me bajas la cremallera de mis vaqueros y te agradezco sinceramente que agarres y liberes en busca de oxígeno a mi congestionado y enrojecido amigo. No puedo más y te levanto del suelo al tiempo que te aferras a mi cintura con tus piernas. Te levanto un poco más y con un gemido que apenas consigo reprimir, te ensarto mi pollón hasta el fondo, una y otra vez, una y otra vez, apretándote contra la pared y tapándote la boca mientras me muerdes la palma de la mano hasta que noto cómo me haces sangrar y el calor de mi mano se confunde con el que siento en mis pegajosas piernas. Te desclavo lentamente, me limpio como puedo con el poco papel que queda, empapo la sangre en mi pañuelo y salgo lentamente hacia mi mesa. No sé si podré explicarlo. Me siento y espero no sé muy bien qué. Pasa un tiempo incontable y te veo salir algo menos atractiva de lo que te recordaba. Perfectamente abotonada la blusa, coges la chaqueta que seguía en el mismo lugar en el que la dejaste. Pasas a mi lado y levantas la mano en dirección al camarero. Hasta mañana, Sofía.

jueves, 19 de marzo de 2009

IRON MAIDEN

Un poquito de heavy metal nunca hace daño. Un chico de barrio crece oyendo estas cosas y luego, pasa lo que pasa. Nunca me atreví a llevar greñas, ni siquiera tuve dinero para comprarme una de esas camisetas negras tan molonas, pero mi corazón era de la doncella.


Todavía disfruto con estos melenudos y sigo su ritmo con la cabecica en los conciertos al uso, aunque me equivoque y me vaya antes de tiempo... Parafraseando a Alberti, yo crecí con los Maiden, ¡respetadme!.
¡UP THE IRONS!


VIVIR EN LOS PRONOMBRES





Para él, el verdadero placer era vivir en los polígonos, nada de pronombres. Cuadrados, rombos, octaedros... Eso sí que era vida y no la de la gramática. Las palabras eran tan volubles, altivas las más de las veces, poco dadas a la planificación y el orden. Todo lo contrario a lo que pasaba en la Geometría. Un triángulo era un triángulo. Sí, ya sé. Que si escaleno, que si rectángulo. No vamos a ser tan estrictos. Un poquito de variedad de vez en cuando no está mal. Pero siempre alguno de la familia, de confianza. A lo sumo un pentágono, en el colmo de la excentricidad, con su hipotenusa y todo. Hipotenusa, quién no se enamoraría de ella con ese nombre. Había tenido malas experiencias con los adjetivos y los tiempos verbales. Masculino, femenino... ¡Hasta neutro! Lo que no se les ocurra a éstos. Por no hablar de los artículos y su irremediable tendencia a pasar siempre primero. ¡Qué groseros! No se podía esperar otra cosa de gente así, literatos, artistas y otros de tal pelaje. Dame números, tan ordenaditos, tan racionales... Lo que no puedas medir ni lo tengas en cuenta, le decía más de una vez su madre, Doña Recta. Y nunca se olvidó de tal enseñanza. Nació siendo un punto pero pronto enderezó su camino y antes que estar a los pies de las letras decidió ser el nexo de un decimal, el principio y fin de un poliedro. Como Dios manda.

martes, 17 de marzo de 2009

UN DÍA CUALQUIERA


Llegó con tiempo, intentando coger un buen sitio. No era la primera vez que se encontraba en una situación así y sabía de la importancia de preparar las cosas con calma y de buscar la mejor ubicación. La mañana era radiante, como de película musical de los años dorados. El sol pronto estaría en lo más alto y eligió su lugar teniéndolo en cuenta, no quería perturbaciones de última hora, no se las podía permitir. La comitiva no tardaría en llegar. Desde allí podía ver la calle Costner casi al completo, hasta donde doblaba para pasar a llamarse calle Sunset. El público se agolpaba a ambos lados, parapetados detrás de las vallas que impedían se estrecharan peligrosamente impidiendo el paso del cortejo. La policía vigilaba desde el punto de la mañana, el ruido de helicópteros se podía percibir claramente de vez en cuando. El se colocó las gafas de sol, dispuso las cosas meticulosamente y esperó aguantando las irrefrenables ganas de fumar. Una ligera brisa hacía más llevadera la guardia.


Cuando el bullicio se hizo casi ensordecedor, cuando comenzaron a pasar los vehículos de las autoridades, cuando las fuerzas del orden ocuparon los lugares previamente asignados con toda meticulosidad, abrió la caja y extrajo con mimo y precisión de cirujano, las partes del rifle. Casi sin mirar, más pendiente del lugar por el que aparecería el objetivo, repitiendo mecánicamente los gestos tantas veces ejecutados, montó el arma en escasos segundos. Se guardó las gafas de sol con sus manos enguantadas y sólo perdió de vista el horizonte cuando colocó la mirilla telescópica. Unas palomas vinieron a importunar la soledad de la terraza empedrada. Se aseguró con la vista de que la puerta de acceso estaba bien cerrada y respiró hondamente.


Con algo de retraso sobre el horario previsto, apareció el coche deseado, las banderas y las sirenas tapando el paisaje del lugar. Rodilla en tierra, apostó el rifle sobre el pretil y acercó su ojo derecho a la mirilla. Un par de balas bastarían. El coche se detuvo al pie de la escalinata, a unos metros de la alfombra. Entre aplausos y gritos, el Hombre descendió del vehículo, custodiado por los guardaespaldas. Un breve saludo con la mano derecha y su cabeza se movió hacia atrás como si alguien le llamara. Todos pudieron ver su cara ensangrentada un segundo antes de derrumbarse tras una nueva sacudida. Cayó al suelo muerto, como un muñeco de goma. Los vítores se transformaron en gritos de miedo y la multitud emprendió una desordenada huída. Mientras los escoltas se cernían sobre Él y se preguntaban sobre lo que había pasado, el tirador había recogido ya todo el instrumental y se aprestaba a acabar el plan diseñado.


Descendió por las escaleras todo lo rápido que pudo, sin perder la compostura, sabiendo que su cómplice le estaría esperando. Le entregó la caja entre el segundo y el tercer piso, se miraron a los ojos y el segundo sonrió. Ya en la calle, se perdió entre la multitud, buscando la boca del metro. El caos era impresionante, todos hablaban de lo sucedido entre la incredulidad y el pánico. El intentó pasar desapercibido. Cogió la línea 3 y pronto estuvo lejos del lugar de los hechos. Bajó en la última parada, recogió su coche y se marchó.


Llamó al timbre y su mujer salió a recibirle, le besó en los labios, le mesó el pelo con dulzura y le preguntó," ¿Qué tal el día, cariño?". - "Bien, lo de siempre" le respondió colgando la chaqueta. "¿Te has enterado de lo del Presidente?" - Sí. Algo he oído.

domingo, 15 de marzo de 2009

LOS ENEMIGOS

Otros de los grandes, sin duda. La voz de Josele Santiago una de las mejores del rock patrio, un cruce entre Tom Waits y Chavela Vargas, el hijo bastardo que hubieran podido tener después de una noche de sexo amargo y tequila sucio. Jamás te enseñarán a cantar así en ninguna puta academia. Josele no es un poeta urbano, es un poeta suburbial, la flor del vertedero.
Todavía se me pone la piel de gallina al recordar cómo tocó este tema con una guitarra acústica en La Casa del Loco. Un momento de pura magia. Lástima que se equivocara de acorde y tuviera que volver a empezar.
Y compradle algún disco, que si no tendrá que ponerse a estudiar una oposición.


sábado, 14 de marzo de 2009

OJOS NEGROS

¡Nos vamos al cine! (Hoy no te quejarás...) Segunda incursión de este blog en el Séptimo Arte. Sin llegar a la altura de la primera, ahora vas y la buscas, os dejo una secuencia de la maravillosa Ojos Negros (Nikita Mikhalkov. 1987). Desde Salida de los obreros de la fábrica, ninguna película había logrado conmoverme tanto.

Basada en el cuento de Anton Chejov, La dama del perrito, el director ruso compone una peli difícil de olvidar. Todavía recuerdo esas noches de los lunes, encerrado en mi cuarto, viendo el ciclo completo dedicado al bueno de Nikita, en la Segunda, puede que fuera aún el UHF. Sí, es cierto, ya era un tipo rarito ahora que lo pienso. Voy a dejar de bucear en mi memoria que no me gusta lo que encuentro.

Saco el reclinatorio para ver a MARCELLO MASTROIANI. ¡Savatchka!

TEENAGE FANCLUB

Desde Escocia. Cuando todo estaba por hacer. Ahora me doy cuenta de que he pasado mi juventud dando botes y moviendo la cabeza... cómo no me van a doler las cervicales.


QUEDO A LA ESPERA





Este texto habla de la incomunicación, o a lo mejor no. Virtulidad virtuosa. Ya nadie escribe cartas, hasta los Reyes Magos tiene e-mail... Mal vamos, o no.
Quedo a la espera de contestación. Si esto lo hubiera escrito en la Atenas de Pericles, habría supuesto pasarse días enteros mirando el horizonte desde la Acrópolis hasta ver venir a lo lejos a un mensajero corriendo, agotado por el esfuerzo pero satisfecho de haber cumplido el encargo. Una vieja túnica en tiempos blanca, un poco de laurel entre los rizos y una nada favorecedora faldita. Si hubiera esperado dos mil años a mandar la carta, podrías haberlo visto encaramado a la almena más alta del castillo, oteando la campiña francesa mientras oía de fondo un laúd, y este caballero que no regresa, preso ha de ser, si no muerto por el enemigo. Mejor que aguardara hasta hace unos años, no muchos, en un viejo pueblo de Sicilia, pasta en el puchero, vino rojo y el cartero que toca el timbre de su vieja bicicleta. Qué tal, Giusseppe. ¿Nada? Nada, Don Ruggiero, quizá mañana. Pero la contestación que esperamos, hoy, sólo nos puede llegar vía e-mail. El correo electrónico mató a la estrella de Correos. Lanzas la misiva y te quedas como un tonto mirando abajo, sí, a la derecha, a que aparezca el sobrecito de marras para ir como loco a pinchar. Y no es lo que esperabas. Poco te importa la oferta de un curso interactivo, aprenda a tocar la guitarra sin salir de casa, menos que te inviten a visitar nuestros maravillosos apartamentos en multipropiedad y por supuesto que no te crees la declaración de amor de una tal Nadine, a la que no conoces de nada, visita mi web, satisfacción garantizada. Y tu respuesta que no llega. El único correo que deseas recibir que no aparece. Y una hora. Y luego otra. Y otra más larga. En la sociedad de la velocidad ya no medimos el tiempo en jornadas, ni en lunas, ni siquiera en días. Ahora todo debe ocurrir en el menor tiempo posible. La repuesta que no es inmediata, no es respuesta. ¿Y si no le ha llegado? Reenviar. No sé que pensarán de mí. Tu vida, por lo menos de aquí a un rato, depende de esa respuesta que no te envían. Puede que nunca te llegue. Mira que ilusionarme a mis años. Es lógico que no me digan nada, siempre habrá alguien mejor. Me fumo un cigarrito y si no ha llegado, apago. El humo te pica en los ojos, te hace lagrimear. Sin rastro del sobrecito anhelado. Y ese vacío sabe a derrota, como el pianista al que ya no obedecen sus dedos. Es triste. No llores cariño, papá te comprará otro globito. ¿Rojo? Rojo. Un puñetazo en la mesa te haría sentir mejor. Puede que no. Apagas y te vas. A lo mejor mañana por la mañana, te mientes para despistar al dolor. A lo mejor.

jueves, 12 de marzo de 2009

THE SMITHS

Y en la ración diaria de musiquita de estos últimos días, saltamos el charco y nos vamos a Manchester para ver a estos clásicos. Nunca conseguí un tupé como el suyo. Con flores a Morrissey que Padre nuestro es.



HUMOR GRÁFICO, CHICAS Y SERIES DE TELEVISIÓN



Seguimos echando mano del congelador. A este ritmo se me queda vacío en menos tiempo que tarda Ratzinger en excomulgar a un teólogo de la Liberación.


Hay días en los que no sabes qué escribir. Te sientas delante del ordenador, poca gente queda que escriba sobre el papel, bolígrafo, pluma o lapicero en una mano y la mirada en el infinito, y no sabes qué demonios contar. Y no es que tengas ninguna obligación de hacerlo, desde luego no te pagan por ello más allá de con unas palabras de afecto y en el mejor de los casos admiración, pero te has acostumbrado a contar historietas y el día que no te sale nada, te sientes mal. Me acuerdo entonces de los artistas a fecha determinada, los dibujantes de viñetas diarias en los periódicos. Tiene que ser difícil trabajar con esa presión, a ellos sí que les pagan, claro, pues que se aguanten. Pero no es tu natural ser insolidario y por eso los recuerdas con afecto y dolor. Antes de las no sé cuántas de la tarde me tienes que tener preparado el dibujito y que sea gracioso, claro. Ni se te ocurra repetir el de ayer, que la gente no es tonta y se dará cuenta. Duro, ¿no te parece?. Me gustaría trabajar en la redacción de un sitio así, tiene que ser bonito vivir ese ambiente, por lo menos lo que se ve en las series de televisión sobre el tema, es de lo más interesante. Siempre suelen estar rodeados de chicas guapas, becarias en su mayoría, con lo que eso representa, y todos tienen una cara de felicidad que asusta. Les pagarán bien, me imagino. Y por favor, no me veáis como un tipo superficial, no os hagáis una idea equivocada de mí por las cosas que cuento. Lo de las chicas está bien pero no lo es todo. Además, yo estoy felizmente casado y a las tías ni mirarlas, ni de reojo, vamos. Bien pensado, preferiría trabajar en una comisaría. Por que lo de un hospital, lo descarto.
Quede claro que os hablo por referencias, por lo que veo en la tele, ya te digo. En casa no somos muy aficionados a las series de médicos, que para ver tristezas siempre hay tiempo. La única que toleramos un poco es la del cojito ése que siempre acierta lo que tiene el enfermo, con sólo mirarlo, que ni un triste análisis de sangre les hace y eso que parece que no trabaja en la Seguridad Social. Pues eso, que quitando esta serie, yo prefiero las de policías, españolas o americanas. Se pasan el día en la confortable comisaría, tomando café y bebiendo agua de una maquinita de lo más maja. Además, las compañeras de los policías suelen ser unas macizas que no te lo pierdas. Lástima que el traje azul marino sea tan poco favorecedor. A lo mejor es por eso que a la más guapa van y la hacen inspectora, no lleva uniforme sino que va vestida de calle, con unos vaqueros bien apretados y unos andares que para qué te cuento, amigo. Y presión, lo que se dice presión... Si hay un delito, van y lo resuelven, se dan una vuelta por la calle, metidos en sus coches resplandecientes y comiendo rosquillas de chocolate, y cuando alguien traspasa la legalidad vigente, lo trincan y al cuartelillo. Muchos días hay que no sucede nada, no es como los dibujantes que tienen que hacer la viñeta sí o sí. A los policías nadie les pide cuentas de si han aclarado tantos asesinatos más o menos que el mes pasado. Además los dibujantes gráficos suelen trabajar en solitario, nada de bomboncitos dando vueltas alrededor. A lo sumo colaboran con otro tipo que les hace los textos del tebeo y que suele ser gordo, con barba y cara de estreñido. Ni comparación. Y hay de ti como se te ocurra no entregar el dibujito de marras a tiempo. Duro, muy duro, amigos.
Así me siento yo los días que la musa no anda por aquí. Deberíamos asociarnos los cómicos del papel y los desterrados del Parnaso, hacer un sindicato que defendiera nuestros intereses y que velara por nuestras viudas y huérfanos. En trabajos de alto riesgo como los nuestros, la tasa de mortalidad, natural y en ocasiones inducida, es elevadísima. Podríamos crear una Fundación y recaudar fondos para tales menesteres. O mejor, hacernos sindicalistas pero de los que llevan chaqueta y se peinan a raya, ni mucho menos de esos desarrapados con jersey, barbas y gritos en las manifestaciones más variadas, que fijo que no tiene ni una secretaria cachetona que echarse a la boca. Sindicalista sí, pero con estilo y despacho enmoquetado. Daríamos ruedas de prensa, concienciaríamos a la población acerca de los riesgos laborales de nuestro gremio y hasta podríamos organizar conciertos benéficos para los damnificados por alguna enfermedad profesional, que tarde o temprano saldrá, y que diezmará a buen seguro el número de nuestros afiliados. Un concierto multitudinario, en plaza de toros o pabellón deportivo al uso, con alguna figura de relumbrón y un montón de coristas y bailarinas que eso siempre gusta a la gente y da ambientillo en estas celebraciones. Y si la cosa sale medio bien, nos montamos un partido político, nos presentamos a las próximas elecciones y pasamos a codearnos con los diputados en el Congreso de su mismo nombre y a debatir y a elaborar leyes, proyectos de ley y hasta órdenes ministeriales. Y encima, hay algunas señorías que están de muy buen ver, que aprovechando que está mucho tiempo solo, lejos de casa, la erótica del poder y no sé qué más, vete tú a saber en qué podría terminar la cosa. Todo eso por no hablar del tiempo libre que tendríamos los unos para escribir cuentos y los otros para hacer dibujos en los pupitres de los Padres de la Patria.
Hay días en los que no sabes qué escribir y que es mejor dejarlo estar. Levántate ordenadamente del silloncito de la habitación y apaga el ordenador. Que mañana será otro día.

miércoles, 11 de marzo de 2009

QUÉ PUEDO HACER - LOS PLANETAS

Y puestos a recuperar, otro de los imprescindibles, el grupo granadino con el que tantos botes hemos dado en esos bares de Dios... "Voy a dejar este sitio para no encontrarme contigo". Amen


HISTORIA DE RELATOS Y CUENTOS





Este es un texto que nació al amor de una polémica y en la senda de los cronopios. Una historieta amable para leer sin pensar.


Todo el mundo lo sabe y es una verdad que no se discute, hasta los más incrédulos y dados a las disputas y trompadas, han aceptado que los cuentos son mejores que los relatos. Los cuentos son seres amables, agradecidos, dicharacheros y de buen corazón. Nunca conocí un cuento que no dejara sus quehaceres, pocos y mero soporte para sus necesidades más básicas, para charlar con un amigo, tomar unas cañas o polemizar con vehemencia acerca de las mejores sombras de árbol. Si un cuento es tu amigo, lo es para siempre. Suelen ser regordetes y tener ojillos chispeantes. Nada mejor que un cuento para irte a la cama, amantes voraces de una técnica insuperable. Yo, por mi tendencia, nunca he compartido lecho con uno de ellos pero no lo descarto y escucho con envidia a mis amigas, cuando hablan de las hazañas sexuales del último cuento que se han ligado. Los relatos son otra cosa. Tipos estirados, enjutos, engominados y malcarados. Nadie quiere tenerlos por vecinos y si en el colegio saben que los hay en demasía, ya están llenando de solicitudes de cambio, aduciendo absurdas excusas, al Jefe de Negociado de turno. Un relato no es de fiar, no le des la espalda si te lo cruzas en lugar poco transitado, una noche de invierno. Suben, bajan, vociferan... sólo les mueve el dinero y el éxito social. Además no saben jugar fútbol ni contar un chiste con gracia, explotando de risa antes de acabarlo, los brazos agarrando la tripa, rojos por la falta de aire. Para un cuento no hay mejor ocupación. Por eso, el día que declararon ilegales los relatos, todos estallamos en vítores y celebraciones mastodónticas. Las cárceles se llenaron de relatos y algunos de ellos, los menos radicalizados, optaron por aparentar ser un cuento y confundirse en la multitud. De todas formas, yo les reconozco a la primera, si les coges de la mano y les dices "colorín colorado", ellos son incapaces de contestar "este cuento se ha acabado".

martes, 10 de marzo de 2009

EL FINAL DE UNA QUIMERA

Imperdonable que los Surfin no hubieran aparecido todavía por aquí, a estas horas... Dios te bendiga, Fernando.

EL CORAZÓN DE LA MATEMÁTICA











Seguimos en el soliloquio, echando mano de cositas viejas, buenas, malas, regulares... Sé bello como una estrella, fugaz como una sonrisa. El final de una quimera.

Publio de Mileto fue conocido en la Grecia clásica por su afición a las Matemáticas y su mala cabeza para el juego y las mujeres. En Kiriakos, su pueblo natal, recordaron por muchos años el día en el que Publio, siendo aún muy joven, admiró a todos los vecinos con una maravillosa disertación sobre los polinomios y la reciprocidad cúbica. No obstante, siendo la naturaleza humana como bien conocemos, no faltaron voces críticas que se alzaron en al ágora y en la basílica en contra de sus hermosas teorías. Memorable fue la polémica entre Publio y Peridón de Antioquia, reputado profesor de Filosofía y Numérica Aplicada que se afincó, tras su matrimonio, en la costera y admirada Kiriakos. Muchos vieron detrás de esta rivalidad intelectual, bien fundamentada de todos modos, la animadversión que Peridón tenía a Publio a causa del poco disimulado amor que éste sentía por la esposa de aquél, la bella Popea. Y es que Publio de Mileto nunca olvidaría el día que vio bajar del carruaje, los ojos de Popea. Su mirada le atravesó el corazón y la mente, llenos hasta aquel momento de ecuaciones helicoidales, parábolas inversamente refractarias y principios varios acerca de la insumergibilidad de los cereales en ciertos fluidos. Supo que era la esposa de su admirado Peridón y aún la deseó más. No le costó mucho entrar en la vida de su amada, siendo bien parecido como era y de borboteante palabra. Vencida la resistencia inicial, pronto pasaron a compartir algo más que una educada amistad. Peridón, cercano el ocaso, no podía competir por los favores de la muchacha frente al vigoroso Publio. Así que decidió amargarle la existencia en el plano científico. No había enunciado teórico que uno expusiera con orgullo, que el otro no viniera a contradecir o refutar. La supuesta primacía de los parangones maximalistas vino a ser desmontada por la hermenéutica de los quebrados. Al irrebatible, en principio, descubrimiento de la trigonometría isostélica, el contrario opuso la brillante noción del epsilón incandescente. Por no hablar de las irreconciliables posturas acerca de la hipotenusa y sus contingencias. De este modo y otros similares, transcurría la vida en la idílica Kiriakos hasta que Popea, cansada de tanta rivalidad, se dejó seducir y raptar, por el primer filósofo, de buen porte, que le habló de la mecánica de los cuerpos celestes.

sábado, 7 de marzo de 2009

AMANECERES PENDIENTES


Os dejo, te dejo, un texto que escribí hace tiempo, tanto que mi corta memoria, desgastada de tanto usarla como el amor que cantaba la Jurado, no recuerda porqué.

Lo tenía en una carpeta que titulé Descartes, cosas que no tenían cabida en el fallido De Ciento a Viento, que ni ya es Ciento ni casi Viento, otro proyecto, como tantas cosas en mi vida, que se quedó aparcado casi antes de nacer. Pese a todo, es hijo mío y le quiero. Lo tenía guardado en un frasquito de formol. Esta mañana me he tropezado con él y al mirarle a sus ojos tristes he decidido sacarle a pasear.

Guardaba tantas cosas esperando el día señalado, como la novia que va haciendo su ajuar a base de ganchillos y sábanas de hilo, que me veo en la obligación de abrir la nevera para que vayan entrando otros cadáveres.

Copio y pego mientras escucho a los Yo La Tengo.



Erase una vez, un mundo feliz. Y cuando digo feliz, digo feliz, con mayúsculas y sin vuelta de hoja. No existían los cementerios porque nadie había muerto jamás, ni siquiera las mascotas de los niños. Perros, gatos, tortugas, pajaritos, peces... Nadie tuvo que llorar su pérdida. La gente nacía y era para siempre. El amor y la amistad eran para toda la vida. Un mundo sin funerarias ni médicos. La gente derrochaba la salud sin miedo al mañana, no había peligro, no había dolor. Las únicas cruces verdes que veías por las calles eran las de las cometas de los niños sonrientes y las de los estampados de las faldas de las mujeres. Ninguna sirena que perturbara la paz, ninguna cruz roja pintada en coches blancos, ni tipos con casco, manguera y hacha para derribar las puertas y sofocar las llamas. No había policía ni ejército, ¿para qué? Todos los ciudadanos cumplían con sus obligaciones, eran buenos y benéficos, nadie quería lo que tenía el de al lado y los distintos países estaban satisfechos con lo que era suyo y no ansiaban anexionarse ningún territorio limítrofe. Las gentes hacían cinco comidas al día, ricas en hidratos y proteínas. Los niños comían helados y caramelos, y tenían la posibilidad de cambiar el menú si éste no era de su agrado. Te podías comprar lo que quisieras, los sueldos eran opulentos y los precios simbólicos. La gente trabajaba en lo que le gustaba y si un día no te apetecía ir, bastaba con avisar al supervisor de producción para que un chinito, con su contrato y todo, ocupara tu lugar. Los veranos eran perfectos y duraban todo el año, la temperatura ideal y los atardeceres plenos de cromatismo, invitaciones al amor entre los seres humanos y sus animales de compañía. Todo esto por no hablar de la programación de la televisión. Bastaba con desearlo para que apareciera en tu seductora pantalla plana, lo que te apeteciera en ese momento. Tus series favoritas no acababan nunca y el telediario duraba dos minutitos. Erase una vez, un mundo tan feliz, tan feliz que no conocía la palabra fin.






jueves, 5 de marzo de 2009

Blue Line Swinger

Otra obra maestra de Yo La Tengo.

Intelectualmente violentos.

Un vídeo casero que me enternece.

La Belleza está ahí afuera.

No intenten hacerlo en sus casas.


domingo, 1 de marzo de 2009

GENERACIÓN GUIRLACHE


El Proyecto Guirlache sigue avanzando. Acabo de publicar mi aportación a la causa. Espero sea de vuestro agrado. Animo a los demás participantes a que vayan entregando sus, sin duda, sabrosas propuestas.


Cuidado con los empastes. Intentad no morder la parte amarga. Si fuera necesario, se puede acompañar su degustación con un vino dulce que hará más llevadero el trago.


¡¡¡Larga vida!!!


Este texto aparecerá próximamente en el libro Gente Abollada (Certeza. 2011). Rogamos disculpen las molestias y corran a su librería favorita en el momento que se indique. Gracias.