…si estuvieran en el salón de su casa. Resbalando por el mástil de un barco pirata, pasos engomados que chapotean en los charcos sin querer, la electricidad enrollada sobre la moqueta, si levantas el cuello del abrigo bajarán los ojos al suelo. Plac, plac, plac, plac. Un-dos-tres. Las cuerdas alzan las velas y despliegan las banderas en las que se ahorcan los arrepentidos. No soporto tanto ruido, dijo mientras dejaba el sombrero en el asiento. Ella cruza las piernas y le mira dulcemente, el calor derrite los colores de las fotografías que me cuentan que. Títulos olvidados entre un rojo, un azul, sobre fondo negro. Cantará para ella como…
lunes, 8 de febrero de 2010
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