Ahora que estoy muerto, puedo contártelo todo. Es raro. No sé si te lo estoy diciendo ni si te lo puedo escribir. Tal vez sólo lo estoy pensando. Nunca había estado muerto y todavía no me he acostumbrado. Siento paz. Una infinita paz. Puedo verlo todo y ahora entiendo tantas cosas. No sé si floto o me expando por tu vida, tu vida que ya no me pertenece. Soy un astronauta que ha cortado el tubo que le unía a la nave estelar. El viaje se acabó. El viaje empieza en este momento. El vaho de mi respiración extinguida empaña el cristal de la escafandra. Soy un buzo en el fondo del mar abisal, anclado con el plomo al fango mientras escucho el submarino que se aleja para siempre. Oigo el rugido de mi sangre y recuerdo el día que te cogí de la mano por debajo de la mesa. Si pudiera volver atrás. Recuerdo la nausea y el vacío que me dejaste.
Ahora que estoy muerto, creo que no se está tan mal. Más de un vivo desearía estar aquí, más de uno merecería haber venido antes que yo. Te harán preguntas, muchas preguntas que no sabrás contestar, que no entenderás en un idioma extraño, en un país que ya no reconoces, entre gente que pronto te olvidará. Si hubieras leído mi carta no habrías dudado en coger el primer tren en el centro de la madrugada. Ya es tarde, al menos para ti. El ruido de unas botas se acerca por el pasillo. El olor de la col es difícil de ocultar. Todo esto no tiene sentido. Debería empezar de nuevo. Debería pero no tengo ganas. La oscuridad reina por fin.
Ahora que estoy muerto.
2 comentarios:
¡¡¡¡Toma ya prosa poética!!!
Creo que ganas mucho en las distancias cortas.
Un fuerte abrazo.
Los mensajes post-mortum son la venganza más despiadada.
rrrrrrrrr...dan repelús
SteppenWolf
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