Se echó a dormir, un poco antes de la hora acostumbrada, pensando en un tema para un cuento. Llevaba unos meses escribiendo y leyendo textos de otros colegas, se divertía de veras haciéndolo, salvo los días en los que no se le ocurría nada sobre lo que hablar. La tarde había sido larga y aburrida. Buscaba algo que le inspirase y le empujase efervescentemente al teclado del ordenador, ya casi nadie escribe en papel. Y ninguna idea se instalaba en su despoblada cabeza. Por eso, cuando se metió en la cama, se colocó mirando al oscuro techo concentrando su atención en un punto indefinido, tratando de ver no sabía muy bien el qué. Al poco tiempo se durmió desanimado. Despertó bien entrada la madrugada, al menos así lo sintió, y un par de cosas interesantes se le habían ocurrido. Ya lo tengo, casi dijo en voz alta, un hilo del que tirar. Y bien agarrado al mismo, volvió a dormirse. Al despertar por la mañana, no recordaba nada de lo que había pensado, de lo que había soñado, de lo que alguien, quizás, le susurró al oído. La próxima vez tengo que anotarlo. No sé porqué me empeño en guardar en la mesilla de noche los preservativos, me sería más útil una libretita y un lapicero, no sea que en el insomnio raye de azul la colcha.
Buenos días, querido lector. O buenas tardes, o noches. Para mí son días porque es por la mañana cuando te escribo. No sé si tú lo leerás por la tarde, por la noche, ni siquiera si lo leerás, con lo que el problema estaría resuelto. Tampoco el hemisferio en el que te encuentras. Tema para un cuento: La bipolaridad del tiempo. Como te decía, hola: Soy yo, el autor de las líneas que acabas de leer. He decidido tomar la palabra en lugar del narrador omnisciente que, con más pena que gloria, os estaba contando la historia de un pobre escritor de cuentos y sus problemas con las musas. No sé, me parece que le faltaba fuerza y he decidido cortar por lo sano, aparecer al frente del escenario y coger la rienda. Muchas veces nos escondemos detrás de nuestros personajes y hora es de que nos hagamos protagonistas, en primera persona. De este modo, comenzaré de nuevo.
Jaloza se echó a dormir, un poco antes de... Alto, alto, ALTO! Esto es intolerable. No voy a consentir que me quites del cuento, así, de un plumazo. Yo soy el autor del mismo, el que se echaba a dormir, el que soñaba con una historia perfecta. A mí me gustaba la historia tal y como estaba. Creo que prometía. Podías haber tirado por el camino de la realidad y la ficción, el ser y el deber ser, salpimentado con unas gotitas de sexo que ya introducía con lo de los preservativos. Querido Jaloza, me parece injusto que tomes la voz en esta historia que es la mía. Basta ya de usurpar papeles que no os corresponden. Si quieres hablar de ti, en primera persona, escribe una autobiografía, ególatra de mercadillo y deja en paz a los personajes de ficción. Este es nuestro mundo, nuestro único mundo. Tú tienes otro más allá de estas 15". Y si no te gusta, no es mi problema. Intenta cambiarlo. Déjame seguir con mi vida, con mi historia. Verás, me había quedado en lo del bolígrafo y la mancha sobre la colcha, metáfora blanca de otros fluidos no derramados en aquel lugar. Entonces se levantó angustiado...
Pero bueno, esto es lo último, lo que me quedaba por ver. Un personaje, un narrador que se rebela a su autor y decide contar la historia por sí mismo, al margen de mí. No, no, no. Como comprenderás no lo voy a tolerar. Eres un producto de mi imaginación, yo te di la vida y te la puedo quitar cuando quiera. Ahora me siento como Jehová antes del diluvio, antes de soplarle a un Noé que no vas a ser tú, lo del arca, los animales y no sé qué más. Date cuenta, personajillo, me basta desearlo para que tú ya no estés, es más, para que sea como si nunca hubieras existido. Bastantes problemas tengo ya... Querido lector, te pido disculpas. No era mi intención hacer objeto de este texto las pequeñas miserias de un escritorcillo aficionado. Buscabas algo de diversión y mira con lo que te has encontrado, un texto que reflexiona sobre el oficio de escribir y la disociación de la personalidad, tema para un cuento, por cierto. Meta literatura al fin y al cabo, nada nuevo, también es verdad.
Para Jaloza, para. No ves que a estas alturas te has quedado sin público, sin audiencia. Tu programa piloto resultó un fiasco y te ves vagando por los pasillos del ente en busca de un productor. Resultas patético. Tú y tu manía de no poner guiones, de no entrecomillar, de no usar la cursiva, al menos. El público dejó de leerte en el segundo párrafo, confundido, hastiado, aburrido de no saber quién habla ni qué le están contando. ¿Meta literatura? Estás loco. Eso ya no le interesa a nadie. Hace tiempo que la República Democrática Alemana ya no existe y a nadie interesan estas cuestiones. Hazme caso, no sé si aún estás a tiempo. Retoma mi historia, nuestra historia, si tú quieres y vuelve a narrar, a contar cosas. Oye, no te pongas triste. No te vengas abajo ahora. Y por Gutember... no apagues el ordenador. Déjame vivir, juntos podemos hacerlo. Mira.
Se levantó de la cama, confundido y sin saber muy bien qué difuso territorio estaba pisando. Decidió que una ducha fría le haría bien y se dirigió, todavía desconcertado, al cuarto de baño. Ese bulto debajo del pantalón del pijama le recordó cuánto la echaba de menos y el tiempo que llevaba sin abrazar a nadie... ALTO. De nuevo. (Soy Jaloza. Aclaración para los lectores menos despiertos si es que todavía me queda alguno) . Por aquí si que no voy a pasar. Recurrir a una burda escena de sexo onírico, onanismo bajo la ducha, otra perversión que se te-nos pueda ocurrir para lograr un público. No. No voy a rebajarme tanto. Y te repito, aquí el que manda soy yo. Así que ya está aplacando tus calores, orinas tranquilamente y nada más, y te diriges a la cocina a prepararte un cafecito bien cargado. Te hará bien. Ya lo verás. Vaya, ¿no dices nada? No te irás a enfadar ahora. Sois todos iguales. Muy gallitos y nada más que os retuercen la muñeca, ya no sabéis qué hacer. Vamos, di algo, no te quedes ahí mirándome.
Demasiado tiempo sin abrazar a nadie, se obsesionó con la Literatura y ella se fue. Daría un accésit en unos juegos florales de un ayuntamiento de tercera por poder besar su cuello, mordisquear sus orejas, lamer su... Se acabó. Soy Jaloza de nuevo. No vas a lograr nada ignorándome y profundizando en tu planteamiento erótico. Hasta aquí llegaste, pobre diablo. Hasta aquí. Punto final.
5 comentarios:
¿te acuerdas de esos dibujos animados en los que aparecía la mano del dibujante? Borraba, cambiaba, hacía lo que quería con ellos. En mi casa, en un viejo HHS hay una historieta de ese tipo entre el Pato Lucas y Bugs Bunny.
Seguro que hay multitud de ejemplos, pero en literatura me acuerdo ahora de esta:
"Y es que esta “Emma Roulotte, es usted” sorprende en la segunda página, cuando el autor que la está escribiendo aparece en la historia sin saber cómo continuarla. Como si en un teatro de títeres el tipo que maneja los hilos se quedara parado y los muñecos decidieran seguir actuando por su cuenta y riesgo. Dos páginas y se rompen todos los esquemas. Y con ese descubrimiento pierdo la inocencia y algún prejuicio estético.
Norberto Luis Romero “Emma Roulotte, es usted”. Editorial Eclipsados. Zaragoza, 2009."
Y por lo demás... esa confusión entre personaje y creador es siempre una historia inquietante. Como tú muy bien cuentas, al fin y al cabo el que escribe crea un personaje, y ¿qué pasaría si ese personaje fuera real? seguro que presentaría alguna demanda contra nosotros en los juzgados de 1ª instancia e instrucción.
Abrazos.
Interesantísima reflexión, Luis. Ese tal Norberto tiene mucho peligro... y tú también.
Muchas gracias por tu fantástico comentario.
Extraño ejercicio metazetaliterario. Muy chulo e interesante.
Estoy un poco desaparecido, apenas entro en internet, aunque me muero de ganas de retomar el blog y de leer los vuestros con más tiempo.
Ah, sí, que se me olvida, que venía aquí para dos cosas concretas:
1. Para recomendarte este grupo (en caso de que no los conozcas):
http://www.youtube.com/watch?v=1Jl1ssipSS8
2. Y para convocarte a este festival:
http://www.vinilovefestival.com/cartel.html
Saludos!
Que tal Jalo, hacía tiempo no dejaba ningun comentario, pero este texto sin duda lo merece. Me gusta como manejas los planos narrativos y coincido con Luis en su comentario, y agregaría una capa más, cuando la ficción accede a desdoblar planos entre creador y creado es escalofriante, pero cuando el creador es el creado y los planos se funden, es Borges, ejemplos: "Funes el memorioso", "Tlon Uqbar Orbis Tertius" o tambien puedes desdoblar los planos de los personajes convirtiendolos en narrativas dentro de narrativas como lo hace el Cronopio en "Continuidad en los parques", texto en donde enseña su maestria y todo lo aprendido de Poe y de Lautremont. Felicidades por un texto bien logrado.
Un saludo como siempre desde México y un abrazo afectuoso.
Qué amables sois todos...y cuánto sabéis!!! Da gusto, de verdad.
Un placer veros por aquí, Rubentxo y Jonatan, me alegra mucho. Seguimos en contacto.
Abrazos
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